Al comenzar en el Lolita la primera pregunta que nos hacemos
es ¿qué conforma un coordinado Lolita? Hasta ahí todo va bien, pero de repente
empezamos a escuchar la palabra “reglas”. ¿¡Reglas!?
La parábola del
sándwich
¿Qué te imaginas cuando oyes la palabra “sándwich”? Seguro
no una hamburguesa o un taco, aunque su composición es prácticamente la misma:
ingredientes diversos atrapados dentro de un producto cereal. ¿Cómo los
diferenciamos entonces? Podríamos decir que la carne de uno es más gruesa, que
uno lleva frijoles y el otro no, que el tipo de pan es distinto, etc. Pero la verdad es que se han hecho todas las combinaciones
posibles y estos alimentos siguen sin perder el nombre. Prácticamente no hay
límites a las formas que pueden adoptar y a lo que puedas ponerles o dejarles
de poner, y aún así cualquiera reconoce a simple vista cuál es cuál.
¿Así que, de nuevo, cómo los diferenciamos? Simplemente ya estamos entrenados para distinguir uno del otro. Eso que hace un sándwich diferente de otras comidas son las “reglas del sándwich”. No se trata de restricciones, sino simplemente de un conjunto de características que lo hace lo que es.
¿Así que, de nuevo, cómo los diferenciamos? Simplemente ya estamos entrenados para distinguir uno del otro. Eso que hace un sándwich diferente de otras comidas son las “reglas del sándwich”. No se trata de restricciones, sino simplemente de un conjunto de características que lo hace lo que es.
Ahora, hay personas que te dirán que todo buen sándwich
lleva queso o que un auténtico sándwich lleva carne “de verdad”. Habrá quienes digan
que las salsas arruinan el sabor, y habrá quienes piensen que es sacrilegio ponerle huevo. Hay
todo tipo de versiones acerca de lo que es un sándwich “auténtico”, “completo”,
“saludable” o “perfecto”. ¿Qué es lo que verdaderamente importa de un sándwich?
Que sí parezca sándwich y que lo disfrutes. Que al comerlo pienses “¡caramba,
este sándwich está muy bueno!”
Con el Lolita pasa igual. Las “reglas” del Lolita son
simplemente lo que ayuda a distinguir este estilo de otras modas "parecidas" (como el fairy, el gótico, el mori, el decora, etc.), son lo que lo caracteriza
y lo convierte en lo que es. Sin “reglas” cualquier cosa podría ser llamada
Lolita. Pero incluso habiendo reglas existe un amplio margen para los gustos
personales, para la experimentación y para la creatividad. Si alguien te dice
que tu sándwich no es un verdadero sándwich porque es vegetariano, ¿pierde su
sabor? Si un libro de recetas dice que los sándwiches deben servirse crudos y
a ti te gustan tostados en el horno, ¿dejas de disfrutarlos tostados? Si la
respuesta es no en ambos casos, entonces puedes tomar las opiniones acerca de
qué “se ve mejor” en el Lolita como lo que son: opiniones, no reglas.
¿Qué más da si Misako dijo que una Lolita lleva flequillo, o si los headdress cuadrados le parecen horribles a alguna Lolita que conociste en una quedada? La pregunta es ¿se ve Lolita y se siente bien? La única regla que importa es esta: que cuando te mires al espejo puedas exclamar “¡qué bella Lolita soy!”.
¿Qué más da si Misako dijo que una Lolita lleva flequillo, o si los headdress cuadrados le parecen horribles a alguna Lolita que conociste en una quedada? La pregunta es ¿se ve Lolita y se siente bien? La única regla que importa es esta: que cuando te mires al espejo puedas exclamar “¡qué bella Lolita soy!”.