Fotografía: Kelly Perry Localidad: Parque Francia, San José, CR |
Cuando escuchamos el término tribu urbana, puede que nos lleguen imágenes a
nuestra mente no muy alentadoras; sin embargo ¿sabías que el ser Lolitas nos convierte
en una? Porque la moda trasciende a diferentes locaciones del
mundo, sin importar características sociales, idiomáticas, género, credo o
color.
Las tribus urbanas son grupos donde las personas se reúnen para
compartir una afinidad. En nuestro caso, los tea party o las convenciones, donde
llegan un sin fin de Lolitas de todas partes.
El concepto como tal surgió en la segunda mitad del siglo XX con la
aparición de sub culturas como: los hippies, los punks, los skins quienes
tenían formas de pensar y de actuar independientes a los impuestos por la sociedad.
Esto mismo ocurrió con el Lolita, siendo sus orígenes en los años 70 en Japón,
como forma de rebelión por parte de las
mujeres que se negaban asumir el rol establecido para ellas en el país nipón. (leer: El Lolita es feminista)
Al igual que otras sub culturas, el Lolita se ha expandido de ciudad en
ciudad, dando espacio a las personas que identifican tanto con la forma de ser,
pensar y vestirlo; este fenómeno por así llamarlo, nos convierte en una tribu
urbana donde encontramos un lugar para expresar nuestros pensamientos y
sentimientos independientemente y de una forma paralela a la sociedad a la que
estamos inmersos.
Formar parte de una comunidad Lolita, no solo consiste en buscar un grupo
afín a nuestra forma de pensar y vestir, se convierte en muchos de los casos en
un estilo de vida donde podemos llegar a ser como familia.
El principio de las
tribus urbanas es suspender la exigencia de adaptación a un mundo adulto, sus
reglas y conducta muy estilo Alicia en el país de las maravillas; no obstante se
debe tener en cuenta que en el Lolita las reglas, código de vestimenta y protocolo
viene inmerso en los encajes y el petti.