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UN NUEVO HOGAR PARA EL LOLITA



“El Lolita está muriendo”, “pasó de moda” y un largo etc. Cada cierto tiempo en internet ronda algún artículo que saca su cuchillo para intentar matar al Lolita. En el último tiempo,  no es solo el Lolita, es la “moda Harajuku” en general la que es víctima de estos intentos de homicidio.



Muchas personas que han visitado Harajuku en el último tiempo dicen lo mismo: El barrio ya no es como antes, casi no se ven lolitas en las calles y que varias tiendas han cerrado. Esto es real. Las lolitas no han desaparecido, se mueven en otros espacios, pero aún así son pocas las que se ven en la zona, incluso en los snaps.

Desde hace varios años las personas que siguen las modas en Japón han optado por dejar de visitar el lugar para evitar las olas de turistas y flashes de cámaras que buscaban fotografiarlos. ¿Por qué?  Hay una idea muy básica que también hemos tenido que defender en occidente al respecto: Nuestra ropa es nuestra ropa, no una atracción turística y no nos hace fotografiables sin nuestro consentimiento.

Lamentablemente, esto no es todo.

El gobierno japonés quiere que alguna de las próximas ediciones de los Juegos Olímpicos se realice en su país. Y la estación de metro Harajuku, además de tiendas, tiene cerca el Estadio Nacional Yoyogi. Con eso en mente y el creciente turismo, se ha impulsado un cambio en el plan del barrio que incluyó la creación de un nuevo Centro Comercial y atracciones que no coinciden con los gustos de las personas que originalmente frecuentaban el barrio. Esto se suma a que muchos de los dueños de los locales subieron las rentas, dejando de ser un buen negocio para marcas más pequeñas.

¿Y el problema?

No hay problema. El Lolita cruzó el océano hace suficientes años. Aunque en la Isla nipona los pettis entraran en peligro de extinción ―que tampoco es el caso―, hay suficientes encajes en Europa y América.
Si el Lolita dejara de tener una gran popularidad en Japón, nadie dejaría de amarlo. Su encanto sería el mismo.

La comunidad europea cada vez se supera más en cuanto a eventos y producciones. Los palacios del viejo continente y el atrevimiento de las lolitas de los diferentes países, han hecho que a nivel mundial, demos vuelta la cabeza para revisar cada vez que realizan un tea party en España, Inglaterra o Alemania.

En América, el número de lolitas sigue creciendo y las recientes visitas de diseñadores, marcas y modelos a países como Estados Unidos, México y Chile parecen solo incrementar la emoción que hay en torno al estilo.

Si el Lolita necesita un nuevo hogar, el resto del mundo está más que dispuesto.  

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