“Para
ser bella, hay que mirar las estrellas” dice el viejo refrán, y no hay prenda
que ejemplifique esto de mejor manera que el uso de zapatos con tacones. Diversos
estudios a nivel mundial han demostrado que un gran porcentaje de mujeres está
dispuesta a soportar el dolor de usar tacones con tal de “mejorar su figura”, alargar
sus piernas y ganar altura. Pero no es lo único que puedes ganar por el uso
prolongado de estas prendas; diferentes organizaciones de la salud recomiendan
eliminar el uso de tacones (a partir de los 5 cm.) por los daños que producen
en pies, piernas, caderas e incluso columna y cuello.
Partiendo
por esguinces y fracturas, el uso de tacones puede provocar tendinitis,
formación de juanetes, dedo de martillo, hasta artrosis y artritis en las
rodillas. Los tacones altos generan una postura anti-natural al pie para
caminar, lo que provoca mayor tensión en las rodillas y muchas veces eso
termina en una degeneración de la superficie que cubre las articulaciones de éstas,
lo que a futuro puede causar la rotura del cartílago y el frote entre los
huesos. Si eso no suena lo suficientemente doloroso, las deformaciones de los
pies pueden ayudarte a dejar los tacones muy altos (recuerda, sobre 5 cms). La
función de ligamentos y huesos del pie es soportar el peso de nuestro cuerpo y
la distribución de esa carga, lo que queda alterado con el calzado inadecuado,
haciendo que los músculos de la pantorrilla se “acorten” sobrecargando los
dedos de los pies, lo que causa el “dedo de martillo”, juanetes e incluso tendinitis e inflamaciones
en el tobillo.
¿Qué
hacer? Si bien el calzado “bajo” tampoco es la solución, se recomienda usar
tacones entre los 1.5 y 3 cms, idealmente anchos para ayudar al equilibrio y
mantener una buena postura. Un ejemplo de estos en el lolita son los zapatos Tea Party y los tipo Mary Jane.
¡Ojo también con las plataformas!
Una
moda típica de los '90 ha regresado en forma de fichas. Las
plataformas dificultan la manera natural de caminar, poniendo en riesgo los
pies, tobillos, gemelos, rodillas y caderas. Al no tener la curvatura normal
del pie, perdemos el contacto con el suelo al pisar y esto puede provocar esguinces
y otras lesiones.
El
pie está pensado para soportar el 70% del peso corporal en el talón y 30% en la
parte delantera, si añadimos dificultades como los tacones o las plataformas,
es el resto del cuerpo el que compensa el movimiento adoptando malas
posturas.
En este
caso, lo mejor es optar por un calzado que sí tenga arco y que estén confeccionados
con materiales blandos.
Los lindos pero dañinos rocking horse