Hace dos años, por este mismo medio, conté mi experiencia de asistir vistiendo Lolita a la universidad. Era la primera vez en que lo hacía para ir a estudiar y llevaba un año vistiendo Lolita.
Este año, decidí volver a hacerlo y dado que me cambié de universidad, se sintió nuevamente como una primera vez, por lo que he decidido compartir mi experiencia con ustedes.
Me levanté a la misma hora de siempre, pero a diferencia de cuando visto ropa casual, elegí mi coord la noche anterior. Me preparé, salí de mi casa y comenzó mi viaje a la universidad.
Al entrar, recuerdo que llegué a la hora justa en la que comienzan las clases, por lo que en la entrada, había mucha gente esperando el ascensor y tuve que pasar entre todos ellos, pidiendo permiso y abriendo paso con mi petti.
Las miradas me envolvieron al pasar por el campus, pero ¿saben? no fue nada que no nos ocurra en la calle, cuando vamos a una junta o simplemente decidimos Lolear, por lo que no le presté atención.
Al entrar a la sala, no me sentí observada, de cierto modo sabía que no le provocaría un trauma permanente a nadie, sobre todo porque la mayoría de las personas que comparto de mi carrera, debido a las redes sociales, saben que visto Lolita (e incluso más de alguna vez, me he tomado la libertad de hacer algún trabajillo sobre el tema) y aunque no sepan que es el Lolita (porque no ha existido el tiempo de explicar uno por uno), saben que es parte de mi.
Recibí elogios de parte de la profesora del ramo que me tocaba, e incluso, se tomo el tiempo para escuchar de mi parte de que se trataba el estilo.
Luego de salir de clases, le pedí a un amigo que me tomara una foto para esta columna, y las miradas fueron las mismas que vivimos cuando decidimos tomarnos fotos en un parque, pero nada desagradable.
En conclusión: no es nada terrible asistir a la universidad vistiendo Lolita, sobre todo si cuentan con amigos que saben que aman esto. Si se sienten cómodos con ello, los invito a que cuando tengan esas ganas impulsivas de vestirlo (y es cómodo para sus clases), simplemente lo hagan. No dejen pasar un momento de felicidad, pensando en que dirán los demás, que se nos va la vida y hay que disfrutar de lo que amamos hacer.