Que te miren fijo, se les suelte una risita,
te señalen, te tomen fotos sin permiso y te hagan preguntas impertinentes. Es
grosero, y nos gustaría que dejaran de hacerlo. Es molesto y hasta intimidante.
A veces dejamos de usar Lolita por un tiempo porque no nos sentimos con la
fuerza para enfrentar ese tipo de cosas. Es normal que nos preguntemos por qué
la gente reacciona de esa forma cuando simplemente se trata de moda, de un
estilo de vestir. ¿No se dan cuenta de que es hiriente, de que soy una persona,
no un cartel pegado a la pared, y que puedo verlos y oírlos? ¿En qué los afecta
lo que yo me ponga? Al enfrentar ese antagonismo solemos quejarnos o burlarnos
de los “civiles” con otras Lolitas, para dejar salir el estrés.
Aunque es normal sentirnos incómodas, enojadas
o tristes por estas reacciones, es saludable tener en mente la postura de las
personas que viven por fuera del mundo Lolita y por fuera del mundo de la moda
alternativa en general. Piensa: ¿cómo reaccionarías si estuvieras en una
montaña en una mañana nublada y vieras pasar a una chica en traje de baño, con
sombrero de ala ancha y salidera de baño? Probablemente la mirarías fijo pensando
“¿será que hay una piscina o un río cerca del que no sabía? ¿O simplemente no
es consciente de dónde está?” La ropa normalmente tiene un propósito ya sea
práctico, ya sea social, y fuera de ese contexto es normal que la gente se
quede con cara de error 404 cuando no pueden descifrar por qué castañas estás
usando ese atuendo que no cumple con ningún propósito conocido. No es raro que
piensen que si usas un atuendo tan llamativo debe ser porque vas a un evento o
porque no conoces el concepto de tiempo y lugar. Tal vez tu yo del pasado
hubiera pensado lo mismo al ver en una calle de la ciudad en pleno siglo XXI a una chica vistiendo un atuendo inspirado en
la aristocracia del Rococó. La ropa Lolita está totalmente fuera de todo
contexto práctico o social excepto cuando nosotras mismas creamos ese contexto;
cuando nos reunimos en tea partys, convenciones, desfiles y meet-ups.
Claro, además de la opción A) Va a un evento,
y de la opción B) Está demente, también está la opción C) Ha de ser un estilo
de moda. Pero la mayoría de la gente sólo sabe de moda lo que ve en las
pasarelas de los concursos de belleza y en la farándula de su país. Poco se
imaginan que existe todo un mundo de estilos alternativos, y hasta se
sorprenden y se ríen al enterarse, por ejemplo, de que en algunas culturas los
hombres tradicionalmente llevan lo que parece ser una falda. La cuestión aquí
es que algunas personas son groseras a propósito y otras inconscientemente o
por ignorancia de los diferentes estilos de vida y de arreglarse que hay en el
mundo. Para nuestra paz mental podría ser positivo recordar que la mayor parte
de los no Lolita hacen parte del segundo grupo. Y si eso no los exculpa de ser
algo groseros, al menos nos da el consuelo de entender el porqué, y nos ayuda a
enfrentar mejor la situación.