Si les digo que hay una novela
que se trata sobre una joven que vive una vida sencilla en el campo pero sueña
con la elegancia decadente de París y no escatima en gastos
para vivir un poco su ideal ¿pensarían que se trata de Momoko, de Shimotsuma
Monogatari? No. Es Emma Bovary, el icónico personaje del novelista francés
Gustave Flaubert. La historia trata de una joven y bella muchacha que después
de un apresurado matrimonio comienza a aburrirse de la simpleza y banalidad de
la provincia y de la mediocridad de su esposo. Para huir de la detestable
realidad de su vida, Madame Bovary se involucra con elegantes hombres
capitalinos, hombres de mundo que la harán sentir viva y la llenarán de sueños
de heroicos y apasionados amores. Naturalmente, estar a la altura de sus
amantes y mantenerlos contentos le costará a Emma una pequeña fortuna que no
tiene, y ella estará dispuesta a dejar que sus deudas crezcan desmesuradamente
con tal de vivir su sueño parisino. Pero el pedacito de cielo de Emma es más etéreo
e inestable de lo que ella cree…
Flaubert es un escritor de la época dorada de la literatura francesa. Se inscribe en el realismo en oposición
al movimiento romántico que hasta entonces dominaba la literatura. Se
caracterizó por ser terriblemente escrupuloso y estricto en el estilo, la forma
y la escogencia de las palabras. Su absoluta fe en el lenguaje lo llevó a
desarrollar la ideología de “la palabra justa”, es decir, que cada frase tenía
un conjunto de palabras perfectas que podían expresar lo que el autor deseaba y
que no existían los sinónimos ni otras palabras sino solo esas. Un ferviente
perfeccionista, le tomaba muchísimo tiempo y esfuerzo escribir una novela.
Madame Bovary se publicó como una
serie en la revista literaria Revue de
Paris. Cuando acabaron las entregas de la novela, el escritor fue sometido
a juicio por cargos de inmoralidad debido a que su personaje era una mujer adúltera
impenitente. Su obra maestra, un retrato de la vida admirado a lo largo de la
historia por grandes críticos y escritores, resultó escandalosa para la
conservadora élite francesa del siglo XIX. Como dato curioso: la historia se
basó en un caso de la vida real.