Año de publicación: 1955
Sinopsis: La historia de la obsesión de Humbert Humbert, un profesor cuarentón, por la doceañera Lolita en una extraordinaria novela de amor en la que intervienen dos componentes explosivos: la atracción "perversa" por las nínfulas y el incesto. Un itinerario a través de la locura y la muerte, que desemboca en una estilizadísima violencia, narrador, a la vez con autoironía y lirismo desenfrenado, por el propio Humbert Humbert. Lolita es también un retrato ácido y visionario de los Estados Unidos, de los horrores suburbanos y de la cultura del plástico y del motel.
La novela se divide en dos partes: la primera, cuenta la vida
Humber Humbert en relación a su inevitable atracción hacia las nínfulas y cómo
llega a la casa de Dolores Haze; la segunda, cuando logra alcanzar a la
preadolescente y su vida con ella.
La novela parte con Humber Humbert
contándonos su experiencia con Annabel. Ella se configura para él como la
predecesora de quien sería Lolita años más tarde. Annabel es una niña que
conoce Humbert cuando es pequeño, en un viaje familiar a la playa. Ella es su
primera nínfula, que son las niñas entre los 12 y 14 años que son sexualmente
precoces, provocadoras. Declara que con ella fue amor desde un comienzo y en
varias ocasiones intentaron consumar una torpe pasión lo cual nunca se logra y
ella muere cuatro meses después del último intento. Es hecho es el que marca la
pedofilia de Humbet Humbert, puesto que ese pasión que no se pudo concretar lo
mueve a buscar constantemente niñas o mujeres que lo parezcan. Es aquí donde se
encuentra con Dolores Haze, Dolores, Lolita, Lo, que le recuerda fuertemente a
Annabel; me encontré con un pedófilo mientras que en la película sentía un
hombre que sí se enamoraba. Esto hace que haya visto de otra forma la historia.
La segunda parte de la novela es cómo
Humbert Humbert termina por acceder por completo a Lolita, al cuerpo de su
nínfula. En este aspecto la película es bastante fiel a la novela, sin embargo,
el mismo Humbert Humbert la cataloga como una "amante frígida",
mientras que en la película suele mostrarse más cómplice y placentera.
A pesar de sus momento eróticos, la
pedofilia e incesto de la novela, es una historia de obsesión, locura, amor.
Humber Humbert realmente adora a Lolita, a pesar de que lo engañe, lo
chantejee, no le hable, lo aborrezca. De la misma forma, el hombre tiene
constantemente un remordimiento por haber arrancado a la nínfula de su niñez y
está consciente del dolor de su amada. Sin embargo, ese dolor es lo que más lo
apasiona. Por lo mismo, la novela se centra en el torrente de recuerdos del
profesor - ya en un hospital- de su vida con Lolita y todo lo que sentía y
pensaba en esos tres años.
El momento más conmovedor, al menos para
mí, fue cuando Lolita le pide ayuda y la encuentra embarazada de otro hombre y
viviendo pobremente.
La miré y la remiré, y comprendí, con tanta certeza como que me he
de morir, que la quería más que a nada en este mundo. Ya no era más que el vago
aroma a violeta y el eco, débil de las hojas muertas, de la nínfula con la que
me había revolcado lanzando alaridos de pasión [...] Insisto en que el mundo
sepa cuánto quería a mi Lolita, pálida y profana, con otra niña en su vientre,
pero todavía con sus ojos grises, todavía con sus pestañas negras, todavía
castaña y almendrada [...] Poco importa que sus ojos se marchiten hasta
convertirse en los de un pez miope, que sus pezones se hincharan y agrietaran,
que su pubis delicado, encantador, aterciopelado, joven, se ensuciara y
desgarrara... aun así elonquecería de ternura con sólo ver tu querido rostro
pálido, con sólo oír tu voz juvenil y ronca, mi Lolita.
La miré y la remiré, y comprendí, con tanta certeza como que me he de morir, que la quería más que a nada en este mundo. Ya no era más que el vago aroma a violeta y el eco, débil de las hojas muertas, de la nínfula con la que me había revolcado lanzando alaridos de pasión [...] Insisto en que el mundo sepa cuánto quería a mi Lolita, pálida y profana, con otra niña en su vientre, pero todavía con sus ojos grises, todavía con sus pestañas negras, todavía castaña y almendrada [...] Poco importa que sus ojos se marchiten hasta convertirse en los de un pez miope, que sus pezones se hincharan y agrietaran, que su pubis delicado, encantador, aterciopelado, joven, se ensuciara y desgarrara... aun así elonquecería de ternura con sólo ver tu querido rostro pálido, con sólo oír tu voz juvenil y ronca, mi Lolita.