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Lolita y Trastornos Alimenticios: La unión hace la fuerza



“Un trastorno alimentario implica más que simplemente hacer dieta para perder peso o hacer ejercicio todos los días. Se trata de comportamientos alimentarios extremos: (…) dietas que nunca terminan y que gradualmente, se vuelven más estrictas. (…)”
Portal Kidshealth.org



Los trastornos alimenticios son un problema en el Lolita. Hoy las marcas de ropa lolita han ampliado los tamaños de sus tallas e incluso muchas de las prendas brand tienen shirring para personas con espaldas más anchas o un busto más generoso. Aún así hay quienes están inseguros de su cuerpo por culpa del "mito de belleza" y los estereotipos.

No es posible determinar científicamente las causas directas que desencadenan los trastornos alimenticios, pero todo indica que muchos de estos se desarrollan debido a una serie de factores que afectan el desarrollo personal. Desórdenes tales como la anorexia, bulimia, vigorexia (exceso de ejercicio por miedo a sentirse pequeño o débil), la obesidad, ortorexia (obsesión por la alimentación sana), polidipsia psicogénica (ingesta desmedida de agua en reemplazo de la comida) y la permarexia (obsesión por los alimentos, pensando que todos ellos engordan), están conectados con nuestra imagen mental, a cómo nos percibimos y los miedos que enfrentamos al relacionarnos con otras personas y sentirnos aceptados.

La belleza de las lolitas es diversa, no se corresponde con el standar de modelo japonesa. Esto puede afectar a muchos, pues no se promueven  bellezas diversas, sino que se vincula siempre con la delgadez.

Siendo la pubertad un periodo de cambios físicos y emocionales, es allí donde se originan la mayoría de los casos. La presión académica, los cambios hormonales (lo que implica falta de control del cuerpo en muchos casos), el incremento de grasa corporal, haber sufrido de obesidad infantil, la discriminación social y el bullying, la difusión en publicidad y medios de la delgadez como status de belleza: todos ellos pueden en gran medida afectar la vida de los adolescentes, especialmente a aquellos cuya autoestima se ve dañada durante el proceso de crecimiento. Factores personales como la depresión, trastornos obsesivos compulsivos, trastorno límite de personalidad e incluso fobias pueden llevar a canalizar los temores hacia el control obsesivo por la apariencia y en consecuencia, la alimentación. En suma, la población mundial está expuesta a estos elementos, sin embargo no todos desarrollan este tipo de comportamiento. Lo que vuelve aun más importante la labor de prevención y atención a los signos de los trastornos alimentarios, especialmente en comunidades de jóvenes vinculados a algún tipo de pasatiempo, ya sea deportes o moda. ¿La razón? Ambos están directamente relacionados con el tema de la imagen corporal.


El trastorno alimenticio es en gran parte la visión distorsionada de nuestro cuerpo: la constante insatisfacción y búsqueda por la perfección a partir de una serie de convenciones sociales que dictaminan una relación directa entre belleza y sexualidad. Y la belleza no concebida como un concepto subjetivo, sino más bien con una serie de ideas “objetivas” que definen lo que es bello y lo que no. 

La persona que sufre de algún trastorno alimenticio al no estar satisfecha con su cuerpo, muchas veces busca ocultarlo a través del vestuario y el lolita puede ser un buen lugar para esconderse.



(Dibujo por Verónica Lazo)



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