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El Machismo tras los bows



 Preguntarse qué vino primero, si el Lolita o el drama, es como preguntarse por “el huevo y la gallina”. Y aunque tenemos nuestras propias teorías, el Lolita como movimiento probablemente devino de una necesidad por representar el feminismo en países tan machistas como Japón, Brasil, México o Chile. Vestir llamativas prendas que pronuncien nuestras curvas, pero que a su vez resguardan las características secundarias de nuestra sexualidad, se contradicen hoy con la libertad con la que muchas enseñan aquellas partes de su cuerpo que validan su posición como mujer contemporánea: Claramente no está exento de ser una paradoja. 



Mostrar las piernas, usar escote, la depilación e incluso el uso del sostén y el bikini: todo respondería a la contradicción actual. Lo que para muchas son prácticas machistas, para otras son totalmente femeninas. Hoy es difícil desenredar el conflicto donde ambas formas de pensamiento han llegado a justificar todo el comportamiento social de muchas culturas. Se han logrado avances en políticas públicas y laborales a favor de la mujer, pero eso no quita el hecho de que la inequidad aun existe. Tras una serie de entrevistas realizadas por el Sernam en la capital, muchas de las chilenas concluían que la raíz del machismo se encuentra en nuestros hogares, y que muchas veces son los padres (padre y madre) los que crían hijos e hijas machistas y este comportamiento se reproduce entre pares en los colegios, en el trabajo y la calle. 

El lolita no es la excepción. En internet podemos encontrar una serie de sitios dedicados a generar calumnias y malos tratos, lo que conocemos por “secrets”, y si bien no son la única muestra de este comportamiento, es quizás la demostración gráfica por excelencia de esta conducta machista en nuestra comunidad internacional. Conceptos propios del estilo como “brandwhore” que no se traduce a otra cosa que “perra de marca” es de por sí bastante denigrante, y lo peor es que muchas en más de alguna ocasión lo hemos utilizado, aunque haya sido en contexto de broma. Tratar de fatty-chan a una lolita plus size no como un cumplido, sino degradando a una persona que no conoces sólo por un factor físico, deja mucho que desear, ¿no se supone que todas las mujeres somos bellas y merecemos ser aceptadas?

            Esto sólo por nombrar algunos, basta con escribir secrets lolita en el buscador y aparecerán páginas como enigma-lolita.tumblr.com o behind-the-bows.livejournal.com, sitios donde entre mujeres nos rebajamos y cuestionamos nuestro comportamiento con insultos, muchos de ellos alusivos a la prostitución o a palabras que detestamos oír de algún desconocido de la calle.


Al parecer, no basta con ser lolita para generar un cambio de mentalidad en países como los nuestros. 

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